Cuando todo parecía apuntar al triunfo definitivo del periodismo ligero, inane, rápido y digital, la revista Naves en Llamas nace en papel, con una portada de estilo clásico, apostando por lecturas reposadas e intensas y sin apenas publicidad; cuando la información parece haber quedado en manos de los grandes medios difusores permanentes de “fake news”, Naves en Llamas se acerca a los lectores defendiendo postulados políticos incorrectos, denunciando desde su primer número el totalitarismo socialdemócrata que abrasa a Europa y Estados Unidos, y dando voz a los expertos acallados por la censura ejercida por los poderes fácticos del primer mundo; cuando los tuits, los “hastag”, los memes y los eslóganes vacuos transmitidos a la velocidad de la luz a través de las redes sociales son confundidos con la información, Naves en Llamas aparece cargada a rebosar de textos largos, sólidamente construidos, trabajados por expertos internacionales y lujosamente encuadernados.
Impulsada por el mismo equipo periodístico que ha convertido La Tribuna del País Vasco en uno de los medios digitales de referencia en España, Naves en Llamas, que lleva por subtítulo “Crónicas y análisis desde el fin de Occidente", está dirigida por Raúl González Zorrilla, que suma esta responsabilidad a la edición diaria de La Tribuna del País Vasco.
En su primer artículo editorial, firmado por su director, Naves en Llamas afirma que se acerca a los lectores con el convencimiento de que “Occidente acabará convirtiéndose en algo que todavía no conocemos porque el marxismo cultural que nos domina en alianza interesada con el islamismo político que va ganando más y más espacio en nuestros territorios son la nueva Matrix que trata de adormecernos, confundirnos y esclavizarnos, cambiando el sexo por el género, utilizando el feminismo radical como ariete contra la concepción de familia, empleando la corrección política como mazo para acabar con los discrepantes, destrozando el lenguaje, dinamitando nuestros grandes idiomas, humillando al ‘hombre blanco’ para diluir Occidente y, sobre todo, recompensando siempre a toda aquellos individuos, empresas u organizaciones que ayuden a dinamitar nuestra forma de vida, nuestras tradiciones y a nuestro Dios”.
Según Raúl González Zorrilla, Naves en Llamas es consciente de que nace en una época extremadamente complicada. “Como en los periodos más oscuros de nuestro pasado, aumenta la censura, se prohíben exposiciones, se acallan libros, se alteran y ocultan algunos grandes clásicos literarios, se tapan desnudos renacentistas, se aclama el velo islámico como un símbolo de la liberación de la mujer y se vetan anuncios publicitarios de jóvenes blancas en bañador, tal y como recientemente ha sucedido en Londres. En este mundo absurdo, volteado y demente que tratan de imponernos, los niños tienen vagina, las niñas, pene, la pedofilia se atisba ya como la futura gran revolución sexual, los países bolivarianos son paraísos de la libertad, verdugos terroristas son tratados con más respecto que sus víctimas y, por el contrario, pedir libertad para contar la historia como es, pedir libertad para gritar que el rey está desnudo, pedir libertad para poder adquirir armas de defensa, y, en fin, pedir libertad, simplemente, para hablar y para escribir sin miedo a que te llamen ‘facha’, son reclamaciones ‘de odio’ que pueden llevarte a la cárcel”.
En su primer número, Naves en Llamas lleva a portada prácticamente un único tema que es una pregunta fundamental: “¿Ha llegado el fin de Occidente?”. Esta cuestión es analizada en profundidad a partir de trabajos de investigación y de reportajes exclusivos, y con ensayos cortos de reputados estudiosos como Carlos X. Blanco, Antonio Ríos Rojas, Ernesto Ladrón de Guevara o Sergio Fernández Riquelme, entre otros.
Naves en Llamas, con una tirada inicial de 1.000 ejemplares y una periodicidad trimestral, se venderá, en principio, exclusivamente a través de su web www.navesenllamas.com
Como señala su director, se trata de una publicación dirigida a todas aquellas personas que desean “seguir diciendo alto y claro que los valores sobre los que se levantó nuestra civilización occidental son superiores a cualesquiera otros que nos quieran imponer. Que somos milenarios de historia, que somos los herederos de los templos griegos, de los teatros romanos, de las capillas románicas, de las catedrales góticas, de los palacios renacentistas y de los conventos; que somos la fuerza telúrica celta y el misterio cristiano; que hemos inventado la música sinfónica, la imprenta y los periódicos, que somos la Ópera de Viena, los cafés de Berlín y el Arco del Triunfo; que honramos a la mujer, que nuestra cultura es la de la caballería y del amor cortés, que somos quienes imaginamos la primeras universidades y que somos los descendientes de Jesucristo, de Homero, de Virgilio, del Cid, de Leonardo da Vinci, Cervantes y Shakespeare”. Que somos las carabelas cruzando el Atlántico, la furia vikinga y la conquista del nuevo mundo; que somos, en fin, Leónidas y sus 300 espartanos salvando a Grecia contra Asia; Escipión el Africano lanzando a Roma contra Cartago; Don Pelayo capitaneando la Reconquista; Godrefoy de Bouillon liberando Tierra Santa; los Reyes Católicos retomando Granada y don Juan de Austria venciendo a los turcos en Lepanto”.
“Hoy son demasiados, desde demasiados lugares, quienes nos anuncian que ha llegado nuestra hora. Nos piden, nos exigen, que olvidemos todo lo que fuimos y lo que somos, que nos avergoncemos de ello, que pidamos perdón y que Occidente se diluya en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir, nos dicen, mientras sutilmente nos imponen un nuevo mañana que no tiene nada que ver con lo que un día fuimos. Pasen y vean. Elijan la pastilla roja, lean Naves en Llamas y contemplen, sin vendas, el mundo que están preparando para nuestros hijos”.
Gracias por esta Revista a todo el equipo que la hace posible, es una publicación muy necesaria, la acabo de conocer por Alerta Digital...valores católicos y patrióticos...enhorabuena...
ResponderEliminar